domingo, 27 de noviembre de 2011

CREPÚSCULO


Cuando el frío se vuelva 
realmente indiscutible
habrá parado de llover entre otras cosas
cuando sea que el fuego de tus dedos imposibles
se deslice en el agua de la nada
en la mutua sequedad de los principios
en la vana sospecha de lo que irá a suceder
(émulos sucesos de ello mismo único
aunque desorbitantemente obvio
complejo y complicado cómplice de adioses
sinónimos saludos) 
como pájaros tiznados de nocturnos
haciendo gárgaras creíbles
reconociéndose en la cara 
maquilladamente loca del entorno
alucinándose armonía descriptiblemente ocaso
cuando empieza a ser notoria consistente
la penumbra de tu cuerpo.

MARCELO HERNÁEZ
COSTA DULCE, ITAUGUA, Py.

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