Estoy aquí, en el instante donde
la espesura de la fría oscuridad
trata de devorarme por completo.
Es esta solo y nada más que mía
en ella deposito las pocas y frágiles esperanzas
de que exista un nuevo amanecer
y quizá un nuevo día.
Este negro y pesado ataúd
pareció convertirse ayer en alguna nube blanca
de algún cielo ajeno,
pues pareció y no continuo pareciéndolo…
¡Me costaron innumerables hermanos míos!
Y sigo aquí…
pensante, mudo, yerto,
ciego, absorto, reluciente…
con un grillete extremadamente doloroso,
con alas rotas y una paz herrumbrada
en esto muy mío.
Wilson Allende
No hay comentarios:
Publicar un comentario