domingo, 27 de noviembre de 2011

Quizá un nuevo día


Estoy aquí, en el instante donde
 la espesura de la fría oscuridad
trata de devorarme por completo.

Es esta solo y nada más que mía
en ella deposito las pocas y frágiles esperanzas
de que exista un nuevo amanecer
y quizá un nuevo día.

Este negro y pesado ataúd
pareció convertirse ayer en alguna nube blanca
de algún cielo ajeno,
pues pareció y no continuo pareciéndolo…
¡Me costaron innumerables hermanos míos!

Y sigo aquí…
pensante, mudo, yerto,
ciego, absorto, reluciente…
con un grillete extremadamente doloroso,
con alas rotas y una paz herrumbrada
en esto muy mío.

Wilson Allende

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